Artículos de Metapolítica
Eduardo Hernando Nieto
Decía el conocido filósofo político de la Universidad de Chicago, Leo Strauss (1899 – 1973) que la educación liberal es la educación que nos conduce hacia la cultura , y que persigue formar un hombre cultivado de mente y en concordancia, con su naturaleza . En tal sentido, los maestros vendrían a ser una especie de agricultores de la mente que se dedican a hacerlas fructificar.
Sin embargo, los grandes maestros (que son aquellas grandes mentes que no fueron discípulos de ningún maestro anterior) son aun más escasos de hallar que los mismos maestros (que a su vez no abundan en comparación a los agricultores) y ahora solo los encontramos a través de la lectura de los llamados “grandes textos”. Así pues, “la educación liberal consistirá entonces en el estudio cuidadoso y apropiado de los grandes textos que las grandes mentes nos han dejado, un estudio en el cual los pupilos más experimentados asisten a los pupilos menos experimentados, incluyendo a los principiantes”
Siguiendo la literatura clásica, podríamos hablar en concreto que la educación liberal es aquello que diferencia a un hombre libre de un esclavo. La comprensión cabal del sentido de la educación liberal, la hallamos por ejemplo en la literatura de Platón (Las Leyes y La República), de Aristóteles (La Política) y Jenofonte (Educación de Ciro) como lo afirma precisamente un pasaje que encontramos en Las Leyes de Platón: “la educación liberal es la educación desde la niñez en la virtud, y que inspira el deseo ardiente de convertirse en un perfecto ciudadano que sabe como gobernar y como ser gobernado con justicia”
Ciertamente, se pueden percibir dos dimensiones en la educación liberal, una primera que abogaría por una formación moral y religiosa ligada a la constitución de buenos ciudadanos, como se diría, una educación del corazón; mientras que la otra más trascendente, correspondería a la filosofía, a la educación de la mente que se encuentra por ejemplo en el libro séptimo de La República .
Siguiendo a los clásicos, una educación cívica descansaba entonces en la formación del carácter para alcanzar la virtud. Así por ejemplo, Aristóteles entendía que las virtudes (coraje, afabilidad por ejemplo) eran todas aquellas cualidades necesarias para poder desarrollar completamente nuestra naturaleza humana, siendo esto posible a través del concurso de la ciudad, de allí la relación tan estrecha entre la ética (que no es sino la formación del carácter) y la política Por su parte, la formación del filósofo era mucho más exigente en el sentido que la búsqueda del conocimiento carece de límites por lo que podría resultar en el fondo peligrosa .
Sin duda, que la educación liberal del filósofo, basada en la dialéctica, resulta en el fondo más importante que la educación cívica pero también sabemos que sin la educación cívica no tiene sentido hablar de cultivo de la mente. La educación cívica, es decir la educación que modera el carácter y frena los instintos inculcando también valores patrióticos o morales resulta significativa para el progreso de la ciudad, de hecho, la educación cívica es la antesala para el desarrollo de la filosofía .
Strauss pensaba también que la educación liberal serviría para plasmar un buen régimen político acorde con la naturaleza humana, con lo cual tenía sentido también la siguiente definición de educación liberal:
“ La educación liberal es la escalera a través de la cual tratamos de ascender de la democracia de masas a la democracia como fue originalmente”
La democracia tenía que ser entendida como el gobierno de los hombres libres en oposición a la democracia de masas que se constituiría por aquellos hombres aun no formados por la educación cívica. De hecho la democracia, sería el régimen que se sostiene o decae por la virtud :
“... la democracia es un régimen en el cual todos o la mayoría de los adultos son hombres de virtud, y como la virtud parece requerir de conocimiento, un régimen en el cual todos o la mayoría sean virtuosos o sabios, o la sociedad en la cual todos o casi todos hayan desarrollado su razón en un alto grado, o la sociedad racional. Democracia, en una palabra, viene a ser una aristocracia que se ha expandido hasta llegar a ser una aristocracia universal”.
Sin embargo, como bien señalaba Strauss, el predominio de la Ciencia Política en estos tiempos, ha servido para que veamos exclusivamente a la democracia en términos meramente descriptivos, apareciendo más como un procedimiento que sirve por ejemplo para elegir servidores públicos en una competencia abierta a todos, en la que se disputan puestos públicos , antes que en una forma de gobierno que tenga como medios y fines a la virtud, es decir, de una manera normativa, como lo planteó la Filosofía Política.
En este sentido, se entiende porque hoy todavía con la influencia del discurso positivista, domine la tesis científica de la democracia, y con ello se asuma el concepto de democracia como participación masiva, como democracia de masas. Esta democracia de masas genera a su vez una cultura de masas que es la que se consigue con el menor esfuerzo intelectual o moral y carece a su vez de aspiraciones de trascendencia. Cómo acotaba Strauss, los hombres formados por la cultura de masas son aquellos que se satisfacen leyendo la página de deportes o de chistes de los diarios , pero difícilmente podrán interesarse por la cosa pública y menos estar en condiciones de ejercer algún cargo público.
Evidentemente, el hecho que nuestra sociedad se encuentre en crisis y sus instituciones políticas completamente descalificadas, es un síntoma inequívoco que la cultura y la democracia de masas se ha impuesto y que esta situación no es gratuita. De hecho, esto se produce cuando los espacios de formación y cultivo de las personas como la familia, la escuela y la universidad pierden sentidos y propósitos, abandonando entonces su tarea de formar hombres y mujeres libres y responsables. Tal acontecimiento no hace sino obligarnos a volver los ojos hacia esta forma de educación que en medio del panorama desolador que tenemos aparece como un oasis resplandeciente esperando servir a aquellos que tienen el valor de alcanzarlo.
Eduardo Hernando Nieto
Decía el conocido filósofo político de la Universidad de Chicago, Leo Strauss (1899 – 1973) que la educación liberal es la educación que nos conduce hacia la cultura , y que persigue formar un hombre cultivado de mente y en concordancia, con su naturaleza . En tal sentido, los maestros vendrían a ser una especie de agricultores de la mente que se dedican a hacerlas fructificar.
Sin embargo, los grandes maestros (que son aquellas grandes mentes que no fueron discípulos de ningún maestro anterior) son aun más escasos de hallar que los mismos maestros (que a su vez no abundan en comparación a los agricultores) y ahora solo los encontramos a través de la lectura de los llamados “grandes textos”. Así pues, “la educación liberal consistirá entonces en el estudio cuidadoso y apropiado de los grandes textos que las grandes mentes nos han dejado, un estudio en el cual los pupilos más experimentados asisten a los pupilos menos experimentados, incluyendo a los principiantes”
Siguiendo la literatura clásica, podríamos hablar en concreto que la educación liberal es aquello que diferencia a un hombre libre de un esclavo. La comprensión cabal del sentido de la educación liberal, la hallamos por ejemplo en la literatura de Platón (Las Leyes y La República), de Aristóteles (La Política) y Jenofonte (Educación de Ciro) como lo afirma precisamente un pasaje que encontramos en Las Leyes de Platón: “la educación liberal es la educación desde la niñez en la virtud, y que inspira el deseo ardiente de convertirse en un perfecto ciudadano que sabe como gobernar y como ser gobernado con justicia”
Ciertamente, se pueden percibir dos dimensiones en la educación liberal, una primera que abogaría por una formación moral y religiosa ligada a la constitución de buenos ciudadanos, como se diría, una educación del corazón; mientras que la otra más trascendente, correspondería a la filosofía, a la educación de la mente que se encuentra por ejemplo en el libro séptimo de La República .
Siguiendo a los clásicos, una educación cívica descansaba entonces en la formación del carácter para alcanzar la virtud. Así por ejemplo, Aristóteles entendía que las virtudes (coraje, afabilidad por ejemplo) eran todas aquellas cualidades necesarias para poder desarrollar completamente nuestra naturaleza humana, siendo esto posible a través del concurso de la ciudad, de allí la relación tan estrecha entre la ética (que no es sino la formación del carácter) y la política Por su parte, la formación del filósofo era mucho más exigente en el sentido que la búsqueda del conocimiento carece de límites por lo que podría resultar en el fondo peligrosa .
Sin duda, que la educación liberal del filósofo, basada en la dialéctica, resulta en el fondo más importante que la educación cívica pero también sabemos que sin la educación cívica no tiene sentido hablar de cultivo de la mente. La educación cívica, es decir la educación que modera el carácter y frena los instintos inculcando también valores patrióticos o morales resulta significativa para el progreso de la ciudad, de hecho, la educación cívica es la antesala para el desarrollo de la filosofía .
Strauss pensaba también que la educación liberal serviría para plasmar un buen régimen político acorde con la naturaleza humana, con lo cual tenía sentido también la siguiente definición de educación liberal:
“ La educación liberal es la escalera a través de la cual tratamos de ascender de la democracia de masas a la democracia como fue originalmente”
La democracia tenía que ser entendida como el gobierno de los hombres libres en oposición a la democracia de masas que se constituiría por aquellos hombres aun no formados por la educación cívica. De hecho la democracia, sería el régimen que se sostiene o decae por la virtud :
“... la democracia es un régimen en el cual todos o la mayoría de los adultos son hombres de virtud, y como la virtud parece requerir de conocimiento, un régimen en el cual todos o la mayoría sean virtuosos o sabios, o la sociedad en la cual todos o casi todos hayan desarrollado su razón en un alto grado, o la sociedad racional. Democracia, en una palabra, viene a ser una aristocracia que se ha expandido hasta llegar a ser una aristocracia universal”.
Sin embargo, como bien señalaba Strauss, el predominio de la Ciencia Política en estos tiempos, ha servido para que veamos exclusivamente a la democracia en términos meramente descriptivos, apareciendo más como un procedimiento que sirve por ejemplo para elegir servidores públicos en una competencia abierta a todos, en la que se disputan puestos públicos , antes que en una forma de gobierno que tenga como medios y fines a la virtud, es decir, de una manera normativa, como lo planteó la Filosofía Política.
En este sentido, se entiende porque hoy todavía con la influencia del discurso positivista, domine la tesis científica de la democracia, y con ello se asuma el concepto de democracia como participación masiva, como democracia de masas. Esta democracia de masas genera a su vez una cultura de masas que es la que se consigue con el menor esfuerzo intelectual o moral y carece a su vez de aspiraciones de trascendencia. Cómo acotaba Strauss, los hombres formados por la cultura de masas son aquellos que se satisfacen leyendo la página de deportes o de chistes de los diarios , pero difícilmente podrán interesarse por la cosa pública y menos estar en condiciones de ejercer algún cargo público.
Evidentemente, el hecho que nuestra sociedad se encuentre en crisis y sus instituciones políticas completamente descalificadas, es un síntoma inequívoco que la cultura y la democracia de masas se ha impuesto y que esta situación no es gratuita. De hecho, esto se produce cuando los espacios de formación y cultivo de las personas como la familia, la escuela y la universidad pierden sentidos y propósitos, abandonando entonces su tarea de formar hombres y mujeres libres y responsables. Tal acontecimiento no hace sino obligarnos a volver los ojos hacia esta forma de educación que en medio del panorama desolador que tenemos aparece como un oasis resplandeciente esperando servir a aquellos que tienen el valor de alcanzarlo.
9 comentarios:
Hola Hernando,
No sabía que tenías blog. Tengo tus libros y, obviamente, están muy bien conservados.
Me gustaría escribir algo respondiendo a tu artículo sobre la Ciencia Política, creo que es un tema importante. Estamos en contacto por aquí,
Carlos Pérez Crespo
Hola , por su puesto seria muy bueno que pudieras escribir sobre mi texto de ciencia politica
saludos
eduardo
hola! creo que strauss es mas interesante cuando estudia autores modernos, a pesar de ser especialista en platon. sus trabajos sobre spinoza por ejemplo me parecen importantes. su texto sobre la educacion liberal, en cambio, parece escrito para justificar su elitismo (a proposito olvidaste mencionar en tu texto que la educacion liberal segun strauss esta dirigida a gente rica, disponible para el ocio). Lo mismo se nota en su texto sobre la escritura esoterica, la cual es necesaria segun el incluso en regimenes liberales en donde la seguridad del filosofo no seria directamente amenazada. Un abrazo, espero leerte con frecuencia! César Sanabria
Hola Cesar, la pregunta seria ¿que hay de malo con el elitismo?, si justamente una de los principios liberales es el pluralismo, por lo tanto asi como existe el conocimiento existe tambien la ignorancia, claro lo ideal seria que todos tengan conocimiento, es decir, una democracia de sabios, pero esto no es real. El problema actual seria que hoy la riqueza no es sinonimo de conocimiento a diferencia de lo que podia ocurrir en el pasado
un abrazo
eduardo
En realidad, la riqueza es imposible sin conocimiento. El mismo concepto de riqueza es, de por sí, acumulativo, matemático. Sin conocimiento, no hay riqueza. Podría haber medios de subsistencia suficientes sin el conocimiento, pero no "más que suficientes", que es la esencia del concepto de riqueza. De otro lado, en efecto, hay gente que conoce de muchas cosas sin poseer nada. De un tercer lado, hay gente que utiliza la riqueza de otros (pensando que es suya) sin tener conocimiento. Sobre todo esto, mucho se ha escrito desde la antigüedad. Quizás la distinción aristotélica entre comprensión y conocimiento sea pertinente: "Those that know, do. Those that understand, teach.”. En fin, me interesa ubicar a César Sanabria, un amigo peruano. Si vuelves a pasar por aquí, César; sabe que me encantaría saber de ti. Si tú, Eduardo, te comunicas con él; sería interesante que le comentaras de mi intento por comunicarme con él (mi dirección es juan_pablo_tello_calmet@hotmail.com). Saludos para todos. Juan Pablo Tello Calmet
Hola Juan pablo, gracias por tu comentario, sobre cesar hace algun tiempo que no se comunica pero tan pronto lo haga le comento de ti y le doy tu mail
saludos
eduardo
Hola Eduardo, ¿cómo afectaría al proyecto de educación liberal que enunció Leo Strauss, si eventualmente existiera la posibilidad de implementarlo en la PUCP, en caso el cardenal Cipriani y el Opus Dei asumiera la administración de aquélla?
Hola Eduardo. Quisiera hacer la siguiente pregunta, ¿el pluralismo implica relativismo? Entiendo que son conceptos distintos. En todo caso el asunto es si el pluralismo puede terminar llevando al relativismo, y en qué medida. En todo caso creo yo que el pluralismo, por lo menos en la Universidad, tiene la ventaja de someter nuestras posiciones académicas y políticas ante el exámen de su confrontación con otras posiciones, con lo que podemos tener ventajas: examinamos su consistencia lógica y argumentativa, podemos replantear su formulación o, incluso, temas de fondo, podemos abordar los mismos temas desde ángulos distintos a los que se nos ocurrieron, y podemos conocer las posiciones contrarias.
Saludos,
Christian
Hola Christian, no justamente el pluralismo tiene sentido cuando existe la tolerancia y en el relativismo no existe tolerancia porque justamente todo es considerado igual por lo que no habria diferencia. El problema de fondo seria ver si es que el liberalismo contemporaneo es realmente pluralista o se presenta como tal pero en el fondo se adhiere al relativismo que no dirime ni quiere dirimir entre el bien y el mal.
Sobre la otra parte de tu comentario, totalmente de acuerdo
saludos
eduardo
Publicar un comentario