martes, 26 de febrero de 2008

Una alternativa para la Universidad de Hoy: Educación Liberal


Artículos de Metapolítica

* Eduardo Hernando Nieto


Decía el conocido filósofo político de la Universidad de Chicago, Leo Strauss (1899 – 1973) que la educación liberal es la educación que nos conduce hacia la cultura [1], y que persigue formar un hombre cultivado de mente y en concordancia, con su naturaleza [2]. En tal sentido, los maestros vendrían a ser una especie de agricultores de la mente que se dedican a hacerlas fructificar.

Sin embargo, los grandes maestros (que son aquellas grandes mentes que no fueron discípulos de ningún maestro anterior) son aun más escasos de hallar que los mismos maestros (que a su vez no abundan en comparación a los agricultores) y ahora solo los encontramos a través de la lectura de los llamados “grandes textos”. Así pues, “la educación liberal consistirá entonces en el estudio cuidadoso y apropiado de los grandes textos que las grandes mentes nos han dejado, un estudio en el cual los pupilos más experimentados asisten a los pupilos menos experimentados, incluyendo a los principiantes” [3]

Siguiendo la literatura clásica, podríamos hablar en concreto que la educación liberal es aquello que diferencia a un hombre libre de un esclavo. La comprensión cabal del sentido de la educación liberal, la hallamos por ejemplo en la literatura de Platón (Las Leyes y La República), de Aristóteles (La Política) y Jenofonte (Educación de Ciro) como lo afirma precisamente un pasaje que encontramos en Las Leyes de Platón: “la educación liberal es la educación desde la niñez en la virtud, y que inspira el deseo ardiente de convertirse en un perfecto ciudadano que sabe como gobernar y como ser gobernado con justicia” [4]


Ciertamente, se pueden percibir dos dimensiones en la educación liberal, una primera que abogaría por una formación moral y religiosa ligada a la constitución de buenos ciudadanos, como se diría, una educación del corazón; mientras que la otra más trascendente, correspondería a la filosofía, a la educación de la mente que se encuentra por ejemplo en el libro séptimo de La República [5] .

Siguiendo a los clásicos, una educación cívica descansaba entonces en la formación del carácter para alcanzar la virtud. Así por ejemplo, Aristóteles entendía que las virtudes (coraje, afabilidad por ejemplo) eran todas aquellas cualidades necesarias para poder desarrollar completamente nuestra naturaleza humana, siendo esto posible a través del concurso de la ciudad, de allí la relación tan estrecha entre la ética (que no es sino la formación del carácter) y la política [6] Por su parte, la formación del filósofo era mucho más exigente en el sentido que la búsqueda del conocimiento carece de límites por lo que podría resultar en el fondo peligrosa[7].


Sin duda, que la educación liberal del filósofo, basada en la dialéctica, resulta en el fondo más importante que la educación cívica pero también sabemos que sin la educación cívica no tiene sentido hablar de cultivo de la mente. La educación cívica, es decir la educación que modera el carácter y frena los instintos inculcando también valores patrióticos o morales resulta significativa para el progreso de la ciudad, de hecho, la educación cívica es la antesala para el desarrollo de la filosofía . [8]

Strauss pensaba también que la educación liberal serviría para plasmar un buen régimen político acorde con la naturaleza humana, con lo cual tenía sentido también la siguiente definición de educación liberal:

“ La educación liberal es la escalera a través de la cual tratamos de ascender de la democracia de masas a la democracia como fue originalmente” [9]

La democracia tenía que ser entendida como el gobierno de los hombres libres en oposición a la democracia de masas que se constituiría por aquellos hombres aun no formados por la educación cívica. De hecho la democracia, sería el régimen que se sostiene o decae por la virtud [10] :

“... la democracia es un régimen en el cual todos o la mayoría de los adultos son hombres de virtud, y como la virtud parece requerir de conocimiento, un régimen en el cual todos o la mayoría sean virtuosos o sabios, o la sociedad en la cual todos o casi todos hayan desarrollado su razón en un alto grado, o la sociedad racional. Democracia, en una palabra, viene a ser una aristocracia que se ha expandido hasta llegar a ser una aristocracia universal”. [11]

Sin embargo, como bien señalaba Strauss, el predominio de la Ciencia Política en estos tiempos, ha servido para que veamos exclusivamente a la democracia en términos meramente descriptivos, apareciendo más como un procedimiento que sirve por ejemplo para elegir servidores públicos en una competencia abierta a todos, en la que se disputan puestos públicos [12], antes que en una forma de gobierno que tenga como medios y fines a la virtud, es decir, de una manera normativa, como lo planteó la Filosofía Política.

En este sentido, se entiende porque hoy todavía con la influencia del discurso positivista, domine la tesis científica de la democracia, y con ello se asuma el concepto de democracia como participación masiva, como democracia de masas. Esta democracia de masas genera a su vez una cultura de masas que es la que se consigue con el menor esfuerzo intelectual o moral y carece a su vez de aspiraciones de trascendencia. Cómo acotaba Strauss, los hombres formados por la cultura de masas son aquellos que se satisfacen leyendo la página de deportes o de chistes de los diarios [13], pero difícilmente podrán interesarse por la cosa pública y menos estar en condiciones de ejercer algún cargo público. [14]

Evidentemente, el hecho que nuestra sociedad se encuentre en crisis y sus instituciones políticas completamente descalificadas, es un síntoma inequívoco que la cultura y la democracia de masas se ha impuesto y que esta situación no es gratuita. De hecho, esto se produce cuando los espacios de formación y cultivo de las personas como la familia, la escuela y la universidad pierden sentidos y propósitos, abandonando entonces su tarea de formar hombres y mujeres libres y responsables. Tal acontecimiento no hace sino obligarnos a volver los ojos hacia esta forma de educación que en medio del panorama desolador que tenemos aparece como un oasis resplandeciente esperando servir a aquellos que tienen el valor de alcanzarlo.
[1] “What is Liberal Education?”, en: An Introduction to Political Philosophy, ten essays by Leo Strauss. Gildin, Hilail. (editor). Detroit: Wayne State University Press, 1975. p. 311.
[2] Cómo hoy parecen todos olvidar, el término cultivo proviene de la palabra agricultura que significa cuidar de la tierra para que esta produzca, en este sentido, la educación vendría a ser el cultivo de la mente de acuerdo a su propia naturaleza, por ello, sería absurdo por ejemplo cultivar vegetales reemplazando el agua, los fertilizantes o la luz por otros medios, es decir , echando whisky en vez de agua no podemos esperar que nuestro cultivo florezca, de igual forma no es posible pensar en el desarrollo de la naturaleza humana si es que no le damos aquello que requiera para su desarrollo y bienestar. Ibid.
[3] Ib. pp. 311 – 312.
[4] Las Leyes 643b – 644 a; citado por Pangle, Thomas L. The Ennobling of Democracy, the challenge of postmodern age. Baltimore, Maryland: The Johns Hopkins University Press, 1993. p.164.
[5] Ibid.
[6] En el sentido de que estas virtudes solo tienen significado dentro de la ciudad. Ver: Diamond, Martín. “Etica y política: el modelo norteamericano” en: Horwitz, Robert H. Los Fundamentos Morales de la República Norteamericana. Buenos Aires: Editorial Rei, 1986.
[7] Precisamente, el carácter ilimitado de la filosofía puede generar problemas dentro del orden político que es por definición limitado y su desarrollo podría ser considerado como un acto subversivo que desafía la autoridad de la ley. Por ello, es que para Strauss los filósofos se vieron obligados a escribir entre líneas a fin de evitar persecuciones y censuras. Cfr. Strauss, Leo. Persecution and the Art of Writing. Chicago: Chicago University Press, 1988.
[8] “Liberal Education and Responsability” en: An Introduction to Political Philosophy, ten essays by Leo Strauss.(…). p.329. De hecho, una de las ideas claves de Strauss es aquella que sostiene que la Filosofía sólo es posible allí donde existe el orden suficiente como para que pueda desarrollarse una actividad tan difícil como es la filosofía. Así en contextos anómicos y en permanente conflicto es difícil que se desarrolle la filosofía.
[9] “What is Liberal Education?” (…) p. 314.
[10] Ibid., p.313.
[11] Ibid.
[12] Cfr. Schumpeter, J.A. Capitalismo, socialismo y democracia. II Tomo. Barcelona: Orbis, 1983.
Capítulo XXII, en el que aparece esta conocida visión de lo que es la democracia.
[13] “What is Liberal Education?” (…) p. 314.
[14] Como veremos en los siguientes capítulos de este libro, la preocupación de Strauss por la cultura y la democracia de masas no es exclusiva de él, la podemos hallar por ejemplo en el pensamiento de un liberal como Alexis de Tocqueville por ejemplo. Cfr. Toqueville, Alexis. La Democracia en América. Madrid: Alianza, 1985. 2 vols.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

pregunta:

¿la educación liberal permitiría formar gobernantes "decisionistas" (Schmitt)?

Creo que este último no le da concesión alguna al liberalismo, ni como educación ni como régimen ni como nada.

¿Qué opina?

eduardo hernando nieto dijo...

Opino que Schmitt trabaja sobre la ciudad en movimiento (donde no hay espacio ni tiempo para la educacion liberal) y que Schmitt lo hace sobre la ciudad en reposo (donde es factible la educacion liberal)
saludos
eduardo

eduardo hernando nieto dijo...

Correccion Strauss