Artículos de Metapolítica
Eduardo Hernando Nieto
A raíz de una serie de comentarios en el blog respecto al problema del bien y del mal (esencial para la comprensión de lo que se llama metapolítica) quiero aclarar algunos aspectos del concepto Nomos (que a su vez empleo como título de mi blog). La precisión sobre el particular no solamente ayudaría a entender mejor el sentido de la llamada metapolítica sino también serviría para justificar mi oposición radical al liberalismo y al marxismo, ambas caras de una misma moneda – como diría Heidegger - que se llama ANOMIA.
Evidentemente quienes han leído mis textos anteriores sabrán que el problema de la anomia ha sido y es central dentro del debate filosófico político y lo que acabo de señalar no es novedad, por ejemplo ya en el siglo XIX Donoso Cortés había escrito sobre esta amenaza que se cernía sobre Occidente y en el siglo XX fue Carl Schmitt quien advirtió sin mayor fortuna lamentablemente sobre el peligro de la anomía.
Pero, ¿Qué significa la anomia? o, ¿quién es el anomos? . Para responder a estas preguntas podríamos dirigirnos entonces a cualquiera de los dos pensadores citados. Quizá, por la cercanía en el tiempo Schmitt sería el indicado, y una primera respuesta la obtenemos en la siguiente cita extraída precisamente de su texto El Nomos de la Tierra: “…Nomos en cambio procede de nemein una palabra que significa tanto “dividir” como “apacentar”. El nomos es, por lo tanto, la forma inmediata en la que se hace visible, en cuanto al espacio, la ordenación política y social de un pueblo, la primera medición y partición de los campos de pastoreo, o sea la toma de la tierra y la ordenación concreta que le es inherente a ella y se deriva de ella; en las palabras de Kant: la ley divisoria de lo mío y lo tuyo del suelo, o en la fórmula inglesa que es una puntualización adecuada: el “radical little” Nomos es la medida que distribuye y divide el suelo del mundo en una ordenación determinada, y, en virtud de ello, representa la forma de la ordenación política, social y religiosa. “[1]
Basta esta referencia de Schmitt para poder precisar algunas cosas, el nomos no es sino la definición y organización de un espacio que permite entonces identificar aquello que se encuentra allí, tal definición emanaría ciertamente de un acto de voluntad, en lenguaje de Schmitt de una decisión que separa y al hacerlo nombra. Así por ejemplo, se puede trazar una línea que distingue al amigo del enemigo, a un Estado de otro Estado (si la línea se convierte en frontera), la cámara alta de la baja, el espacio público y el doméstico y así sucesivamente.
Pero, ¿Qué pasaría si no existiese el nomos? , sin dudas que su ausencia generaría un grave problema de identidad y por ello también una falta de fines y de propósitos, si el espacio no se ordena entonces todo sería confuso y probablemente se estaría reflejando aquello que Hobbes imaginaba, un estado de naturaleza donde no existe la justicia.
Sin lugar a dudas, - y especialmente en el mundo moderno que ha olvidado su significado- el nomos ha sido objeto de múltiples desafíos, pues visto desde un ángulo significa por ejemplo el establecimiento de límites y por supuesto el hombre moderno nunca desea ser limitado, la sola presencia de restricciones rápidamente deviene en dictadura o totalitarismo para ellos. Al mismo tiempo, es muy común advertir en la ideología liberal ese temor a nombrar, a definir, a delimitar, a decidir, quizá llevados por el miedo que puede traer consigo el causar algún daño con su decisión [2] o por esa tendencia tan extraña a pensar que todo tiene que ser igual, es decir, sin diferencias, monocorde[3] . Igualmente, los marxistas o socialistas por muchos años levantaron las banderas de la anomia con su tesis de aniquilamiento del Estado (manifestación de la idea del nomos), del universalismo y de la sociedad sin clases que en buen cristiano sería “sociedad” sin nomos. (o sea anomia)
La existencia del nomos entonces garantiza la posibilidad de la convivencia (pacífica o polémica) y permite a su vez que pueda tener sentido palabras como autonomía o bienestar ya que si definimos a la autonomía como la posibilidad de desarrollar nuestra naturaleza, nuestros talentos, habilidades etc. si no tenemos una identidad clara entonces jamás lo podremos hacer, más aun, si reconocemos que el desarrollo de la autonomía requiere también de la cooperación de aquellos que son afines a nosotros y con los que compartimos lazos de amistad o de ciudadanía que bajo ningún punto de vista pueden ser universales como aboga el marxismo o el liberalismo puesto que como hemos dicho el nomos delimita definiendo de paso lo político.
Y entonces, ¿Quién es el anomos?, aquí si podríamos vincular esta discusión jurídica con la teología, pues el “anomos” o el “señor de la iniquidad” sería la manifestación del mal sobre la tierra, lo que comúnmente se llama el demonio, su labor no sería otra que la borrar o alterar la línea del nomos , acabándolo o desvirtuándolo o peor quitándolo de nuestro vocabulario, y la manifestación de su señorío estaría dado por este reino de la indefinición, de la no concreción, de la confusión y de la irresponsabilidad, así pues, toda acción destinada a este propósito podría ser considerada como obra del maligno. Evidentemente mencionar estas cosas generarán hilaridad entre las huestes liberales y marxistas, sin embargo, ese es precisamente el juego del anomos, el de la banalización del bien y del mal.
[1] SCHMITT, Carl. El Nomos de la Tierra en el Derecho de Gentes del “Jus publicum europaeum”, Madrid, CEC, 1979, p.53.
[2] Aquí recuerdo lo que decía Donoso es su crítica al liberalismo con el ejemplo de Pilatos que antes de escoger entre Barrabás o Jesucristo se lava las manos y traslada la decisión final al pueblo, ¿por qué no decidió Pilatos? Seguramente para evitar la responsabilidad de cualquiera decisión que hubiese tomado.
[3] Por eso, esa delicadeza al nombrar al ENEMIGO como ADVERSARIO, es decir, como alguien esencialmente igual a uno pero que disiente en algunos aspectos con respecto a nosotros. Por lo tanto, el adversario podría ser educado o “resocializado” si es que sus conductas resultan demasiado dañinas para la sociedad.
Evidentemente quienes han leído mis textos anteriores sabrán que el problema de la anomia ha sido y es central dentro del debate filosófico político y lo que acabo de señalar no es novedad, por ejemplo ya en el siglo XIX Donoso Cortés había escrito sobre esta amenaza que se cernía sobre Occidente y en el siglo XX fue Carl Schmitt quien advirtió sin mayor fortuna lamentablemente sobre el peligro de la anomía.
Pero, ¿Qué significa la anomia? o, ¿quién es el anomos? . Para responder a estas preguntas podríamos dirigirnos entonces a cualquiera de los dos pensadores citados. Quizá, por la cercanía en el tiempo Schmitt sería el indicado, y una primera respuesta la obtenemos en la siguiente cita extraída precisamente de su texto El Nomos de la Tierra: “…Nomos en cambio procede de nemein una palabra que significa tanto “dividir” como “apacentar”. El nomos es, por lo tanto, la forma inmediata en la que se hace visible, en cuanto al espacio, la ordenación política y social de un pueblo, la primera medición y partición de los campos de pastoreo, o sea la toma de la tierra y la ordenación concreta que le es inherente a ella y se deriva de ella; en las palabras de Kant: la ley divisoria de lo mío y lo tuyo del suelo, o en la fórmula inglesa que es una puntualización adecuada: el “radical little” Nomos es la medida que distribuye y divide el suelo del mundo en una ordenación determinada, y, en virtud de ello, representa la forma de la ordenación política, social y religiosa. “[1]
Basta esta referencia de Schmitt para poder precisar algunas cosas, el nomos no es sino la definición y organización de un espacio que permite entonces identificar aquello que se encuentra allí, tal definición emanaría ciertamente de un acto de voluntad, en lenguaje de Schmitt de una decisión que separa y al hacerlo nombra. Así por ejemplo, se puede trazar una línea que distingue al amigo del enemigo, a un Estado de otro Estado (si la línea se convierte en frontera), la cámara alta de la baja, el espacio público y el doméstico y así sucesivamente.
Pero, ¿Qué pasaría si no existiese el nomos? , sin dudas que su ausencia generaría un grave problema de identidad y por ello también una falta de fines y de propósitos, si el espacio no se ordena entonces todo sería confuso y probablemente se estaría reflejando aquello que Hobbes imaginaba, un estado de naturaleza donde no existe la justicia.
Sin lugar a dudas, - y especialmente en el mundo moderno que ha olvidado su significado- el nomos ha sido objeto de múltiples desafíos, pues visto desde un ángulo significa por ejemplo el establecimiento de límites y por supuesto el hombre moderno nunca desea ser limitado, la sola presencia de restricciones rápidamente deviene en dictadura o totalitarismo para ellos. Al mismo tiempo, es muy común advertir en la ideología liberal ese temor a nombrar, a definir, a delimitar, a decidir, quizá llevados por el miedo que puede traer consigo el causar algún daño con su decisión [2] o por esa tendencia tan extraña a pensar que todo tiene que ser igual, es decir, sin diferencias, monocorde[3] . Igualmente, los marxistas o socialistas por muchos años levantaron las banderas de la anomia con su tesis de aniquilamiento del Estado (manifestación de la idea del nomos), del universalismo y de la sociedad sin clases que en buen cristiano sería “sociedad” sin nomos. (o sea anomia)
La existencia del nomos entonces garantiza la posibilidad de la convivencia (pacífica o polémica) y permite a su vez que pueda tener sentido palabras como autonomía o bienestar ya que si definimos a la autonomía como la posibilidad de desarrollar nuestra naturaleza, nuestros talentos, habilidades etc. si no tenemos una identidad clara entonces jamás lo podremos hacer, más aun, si reconocemos que el desarrollo de la autonomía requiere también de la cooperación de aquellos que son afines a nosotros y con los que compartimos lazos de amistad o de ciudadanía que bajo ningún punto de vista pueden ser universales como aboga el marxismo o el liberalismo puesto que como hemos dicho el nomos delimita definiendo de paso lo político.
Y entonces, ¿Quién es el anomos?, aquí si podríamos vincular esta discusión jurídica con la teología, pues el “anomos” o el “señor de la iniquidad” sería la manifestación del mal sobre la tierra, lo que comúnmente se llama el demonio, su labor no sería otra que la borrar o alterar la línea del nomos , acabándolo o desvirtuándolo o peor quitándolo de nuestro vocabulario, y la manifestación de su señorío estaría dado por este reino de la indefinición, de la no concreción, de la confusión y de la irresponsabilidad, así pues, toda acción destinada a este propósito podría ser considerada como obra del maligno. Evidentemente mencionar estas cosas generarán hilaridad entre las huestes liberales y marxistas, sin embargo, ese es precisamente el juego del anomos, el de la banalización del bien y del mal.
[1] SCHMITT, Carl. El Nomos de la Tierra en el Derecho de Gentes del “Jus publicum europaeum”, Madrid, CEC, 1979, p.53.
[2] Aquí recuerdo lo que decía Donoso es su crítica al liberalismo con el ejemplo de Pilatos que antes de escoger entre Barrabás o Jesucristo se lava las manos y traslada la decisión final al pueblo, ¿por qué no decidió Pilatos? Seguramente para evitar la responsabilidad de cualquiera decisión que hubiese tomado.
[3] Por eso, esa delicadeza al nombrar al ENEMIGO como ADVERSARIO, es decir, como alguien esencialmente igual a uno pero que disiente en algunos aspectos con respecto a nosotros. Por lo tanto, el adversario podría ser educado o “resocializado” si es que sus conductas resultan demasiado dañinas para la sociedad.
28 comentarios:
ese no es rob zombie????????????????? jajajjaja
Muy bueno. Un tema fundamental, olvidado en nuestra época en la que el pensamiento único parece invadirlo todo.
Hola, interesante tu aclaracion...Hace algun tiempo un profesor muy querido me hablaba de ideas similares acerca de la Pasion y la Accion, el Tanathos y el Eros, terminos que utilizabamos como base para la interpretacion de la Comedia de Dante en la lectura dantis... Pasion y Tanathos guardan mucha similitud con el concepto de Anomos que mencionas, mientras que el Eros y la Accion se relacionarian con el nomos... me pregunto ahora como luchar contra eso? como enfrentarse al anomos en un mundo en el que los elementos ordenadores estan siendo dejados de lado? En un mundo al revez?
Saludos,
Micky.
hola micky, pues yo sigo la leyenda del grial y espero tranquilamente el regreso de Arturo!!!
saludos
eduardo
Hay que precisar más en lo que respecta a la relación entre nomos y decisionismo, ya que una de las objeciones usuales que se le hacen a Schmitt es que su decisionismo es uno vacío que surge de la nada.
En todo caso hay que abundar en el tema.
Bueno christian usualmente esas criticas provienen de aquellos que no conocen completamente el pensamiento de schmitt y su deuda con la teologia politica , en este caso el nomos es igual al katechon , el sello que detiene la llegada del anticristo, la base en schmitt seria entonces una revelacion y no el vacio, es cierto que eso podria ser cuestionado pero alli llegamos a un problema aun irresolubre , fe o razon!! (jerusalem o atenas!)
eduardo
Considero que Schmitt al desarrollar el tema de la excepción tenía como referente, o tipo ideal (recordemos que nuestro autor fue alumno de Max Weber), al estado de naturaleza. El estado de naturaleza desempeña el papel de tipo ideal en la conceptuación que hace Schmitt de la excepción. Como todo tipo ideal nos encontramos ante una acentuación de un aspecto del fenómeno que queremos estudiar, en este caso el desorden en el estado de excepción. Pero el desorden absoluto no existe en la realidad. Como señalas en tu artículo "El problema de la excepción" nos hallamos ante un orden alterado, pero orden al fin y al cabo, ya que desde el desorden total no es posible que surja el orden. Aun en el caso de una dictadura soberana, que se supone instaura un nuevo orden jurídico, para la persistencia continua y productiva de este "orden" se requiere que éste responda al orden (nomos) inmanente e ínsito que surge de las relaciones de un pueblo concreto con su medio ambiente social, político y natural. Ahora ¿cómo se relaciona este orden concreto con el ámbito teológico o el metafísico? Es un tema crucial. Creo que consideras que en el caso peruano la Iglesia Católica tiene mucho que ver con la restauración o instauración de un verdadero orden.
La cuestión, entonces, es empezar a definir los contornos y contenidos de este orden en el caso peruano.
Hola Christian, yo creo que el Peru hace tiempo que perdio cualquier contacto con el nomos! ;)
Me siento incapaz de revertir ese proceso..
Schmitt solo acudio a unos seminarios de weber, mas bien weber y schmitt pertenecen en principio a un mismo entorno cultural que es el romantico aunque schmitt criticara al romanticismo y weber pareciera simpatizar con Kant.
Yo creo que al final el catolicismo tiene mas peso en su discurso que el romanticismo y que weber, asi podria decirse que el refleja esta idea de que el pecado ha golpeado al hombre pero no lo ha destruido por lo que no tiene sentido hablar de un estado de naturaleza, esa es una ficcion moderna de los pensadores que recusan a Dios y a la naturaleza
saludos
eduardo
la relación entre schmitt y el "estado de excepción" no se relaciona al estado de naturaleza, si no a lo que es el milagro es la religión católica: "el milagro (estado de excepción) prueba todo, es decir, la existencia de dios" (el nomos).
La relación entre la teología y la política es estrecha al llevar conceptos de la religión a la política: ¿secularización?
La relación entre la excepción y el estado de naturaleza es más clara Thomas Hobbes. No habría que confundirlo con Schmitt.
saludos,
Carlos P.
El filósofo argentino Alberto Buela opina, a propósito del caso latinoamericano en los últimos años, que es el pueblo el que ha desempeñado la función de katechon y que ha detenido, o por lo menos retardado, la irrupción del anomos, en la forma concreta de libre mercado.
Hola, si conozco al Dr. Buela aunque dudo mucho de que algo pueda detener al mercado y mucho menos el pueblo!!!
saludos
eduardo
querido Eduardo, bueno he leido la parte donde haces referencia a la aspirciòn ``monocorde`` de libertinage, perdòn liberalismo,
te recuerdo y bien sabes que a la sociedad moderna le ha sido inevitable administrar una gerarquia para llevar a cabo las dicisiones propias de una sociedad, seria tonto decir que en favor de las personas,desde locke hasta mill y rawls
Traes a colaciòn enevitablemente las ideas de donoso acerca de lo pernisioso e inane del dialogo en determinados contextos el cua como sabes es el producto principal de la anomia
saludos
Quería precisar que cuando escribí sobre estado de naturaleza hacía referencia al hecho o circunstancia que pone en peligro al estado. La decisión estatal que volvería a restaurar el orden alterado tendría un símil con el milagro según la conocida frase de Carl Schmitt, pero no el estado alterado (el "estado de excepción") a la que justamente se encamina a combatir.
comparto el último comentario de Christian
Puede que haya errado en cuanto a considerar como "tipo ideal" del estado de excepción
en el pensamiento de Schmitt al estado de naturaleza. Esto corresponde más a un pensamiento científico y racional (como el de Max Weber) que a uno católico que coloca a la razón al servicio de la revelación. Sobre esto habría que revisar la influencia de Juan Donoso Cortés en el trabajo de Schmitt.
Es interesante este asunto de detener al Anticristo. No hace mucho comenté en clase el tema. Esta idea procede de un entorno retórico catastrofista, cuyo origen, sin duda, es la teología política teísta, de la que se sirven Donoso-Schmitt para contracaracterizar la modernidad política cuyo origen es, justamente, una catástrofe, la Revolución Francesa. El punto es que el vocabulario tenía extremada eficacia en un mundo religioso, del cual la anomia misma nos ha desalojado, de tal manera que hemos perdido el temor social al mal, lo cual a su vez nos imposibilita de percibir el diagnóstico de lo que la "Defensa" frente al Anticristo significa. Eso impide diagnosticar y, por supuesto, reconocer el frente del Anticristo. En principio, siempre he sido de la idea de ocultar o simular la retórica catastrofista, ya que ha perdido su entorno de sentido, para reemplazarla por la epistemología, la hermenéutica u otro lenguaje que permita la eficacia social de lo que se quiere significar con el "Katechon". En parte eso creo está siendo realidad, como anota Pedro P., por la resistencia natural del pueblo que, en mayor o menos medida, alarga el funcionamiento de las instituciones o incluso es capaz de creatr otras nuevas en calidad de resistentes frente al avance de la anomia.
Basta con esto por ahora, y felicito a Pedro P. por su estupenda y atinada sugerencia.
¿Quién es Pedro P.?
Hola,
No entiendo muy bien los comentarios y aclaraciones de Christian.
No me parece clara la analogía entre el "estado de excepción" y el "estado de naturaleza" (EN).
Para empezar desde una visión hobessiana el EN es la etapa previa a la construcción del Estado, pues ahi esta institución no existe, por este motivo los hombres guiados por su razón construyen el Leviatán (El Estado).
En Schmitt el "estado de excepción" parece ser un momento dentro del espacio temporal del NOMOS, es decir, una situación "no contemplada por el Estado de derecho positivista" (es decir el Esatdo aquí ya existe, sólo que ha perdido su sobernía y decisión).
El "estado de naturaleza" es un previo a todo esto, pues los teóricos modernos han utilizado el argumento del EN para explicar el origen de las sociedades, el estado, las instituciones, los derechos, etc. Ejemplos: Hobbes, Locke, Rousseau, etc.
Viendo las cosas en este sentido no entiendo bien a qué viene la referencia de Max Weber.
Creo que esta es la manera correcta de leer el asunto, no sé si Eduardo estará de acuerdo con esto último.
Saludos,
Carlos P.
Carlos lo que yo exponía eran dos hipótesis personales: la primera trataba sobre el modelo conceptual que utilizó Carl Schmitt para elaborar su noción de "estado de excepción". Para ello consideré como concepto metodológico usado por Schmitt el llamado "tipo ideal" elaborado por el sociólogo Max Weber. Acá aventuro mi segunda hipótesis: el "tipo ideal" que utilizó Schmitt para elaborar el concepto de "estado de excepción" es el "estado de naturaleza".
Entiendo que el "estado de naturaleza" es un concepto que cumple una función explicativa acerca del origen del Estado (la comunidad organizada), de la sociedad y del Derecho en las teorías de filósofos modernos como Hobbes, Rousseau y Locke, como bien señalas.
No confundo momentos lógicos distintos correspondientes a conceptos distintos en teorías distintas, sino sólo plantear hipótesis acerca del origen del concepto de "estado de excepción".
Ahora bien, por otro lado, puede que mi segunda hipótesis esté errada y no haya que buscarla en nociones modernas como el del "estado de naturaleza", como acota Eduardo.
Saludos
Christian
Una corrección en lugar de:
"la primera trataba sobre el modelo conceptual que utilizó Carl Schmitt para elaborar su noción de "estado de excepción"."
quise decir:
"la primera trataba sobre el concepto metodológico que utilizó Carl Schmitt para elaborar su noción de "estado de excepción"."
Hola Christian,
Creo que ni aún así la analogía "metodológica" sobre el origen del "estado de excepción" (EE)está ligada al "estado de naturaleza" (EN).
Esto porque el EE es sólo un momento, mas no una condición humana. Para Schmitt este momento se parece al milagro en la religión, por lo cual prueba todo. Ver "Teología Política".
El EN no puede parecerse al milagro, sino más bien a la condición del hombre en donde el estado, las reglas, etc., no existen.
La inspiración del "estado de excepción", por lo tanto, es teológica-política y se fundamenta tanto en una crítica al derecho positivista como a una crítica del liberalismo.
Me parece que la concepción de EN que usas es demasiado hobessiana: "hombre lobo del hombre". Pero habría que ser bien claros que Hobbes no es igual a Schmitt.
El origen del "estado de excepción" no es la idea de "la guerra de todos contra todos", sino la idea de que hay momentos extremos y excepcionales donde la ley y la norma no bastan si, como dijo Bodino, "la neccesité est urgente".
Saludos,
Carlos P.
En el fondo está la cuestión de si la famosa frase schmittiana "Todos los conceptos sobresalientes de la moderna teoría del Estado son conceptos teológicos secualrizados" constituye una fórmula sociológica o admite otras lecturas (una metafísica, por ejemplo)
Definitivamente yo diria que mas metafisica que sociologica
eduardo
Hola Eduardo. Yo supongo q diversos pasajes de la obra de Carl Schmitt (no sé si toda ella)admiten lecturas de diversos niveles, y no sólo desde diferentes perspectivas, y q, al contrario de lo que supondrían teóricos más afines a la modernidad, no se excluirían unas a otras. Por ejemplo esa conocida frase que he citado, considero, admitiría una lectura sociológica (desde esa perspectiva, por ejemplo, lo ha interpretado el constitucionalista alemán, alumno de Schmitt, Ernst Wolfgang Böckenförde), pero también lecturas teológico políticas e incluso esotéricas (metafísicas en el sentido guenoniano).
De acuerdo a un artículo de Francisco García Bazán "La presencia de René Guénon en Mircea Eliade y Carl Schmitt", nuestro jurista tenía conocimiento de la obra de René Guénon e incluso calificó a este metafísico de "el hombre más interesante de su tiempo" (según el testimonio de Eliade). Es así que Schmitt, en su libro "El Leviatán en la teoría del Estado de Thomas Hobbes", cita explicitamente a René Guénon en la nota 28 (de acuerdo a García Bazán). No he podido conseguir este último trabajo, creo q hay una edición en español en Struhart & Cia. pero no estoy seguro, así q mis referencias de la vinculación intelectual entre Guénon y Carl Schmitt son indirectas. Sería muy interesante y revelador leer esta última obra como se leería la "Divina Comedia" de Dante Alighieri, desde diferentes niveles (según Guénon esta obra de Dante admite cuatro niveles de lectura: uno literal, uno teológico-filosófico, uno político y social, y, finalmente, uno metafísico). Por lo demás el propio Schmitt le confirmó a Armin Mohler que la obra era esotérica.
Creo que, además de este trabajo, obras como "Tierra y Mar", "Teología Política I" y "Teología Política II" admiten una lectura metafísica fuera de politológicas, filosóficas, jurídicas y teológicas.
Por último, ¿podrías confirmarme Eduardo los datos bibliográficos de "El Leviatán en la teoría del Estado de Thomas Hobbes"? Gracias
Saludos,
Christian
Hola Christian, lamentablemente preste (no me acuerdo a quien) mi copia de Struhart y Cia asi que no puedo ver si existe esa cita, sin embargo, revise muchas veces el texto y no recuerdo haber visto alguna referencia a Guenon, al menos en esta edicion.
Sin embargo, no me extrañaria pues Schmitt fue muy amigo de Junger y el si tuvo contacto con la obra de Eliade, y de Guenon (quiza Evola tambien) quiza por alli pueda encontrarse alguna pista.
Definitivamente a Schmitt hay que leerlo entre lines como los grandes autores en los terminos de Strauss
un abrazo
eduardo
Christian,
Si acaso alguna vez lees este comentario, casi dos años después de concluido el intercambio de posts, intento ayudar con lo referido a Guénon y la edición de struhart y cia de EL LEVIATAN En la Teoría...
El artículo que citás de García Bazán salió en una "Hilo de Ariadna", la tengo acá en la biblioteca pero no se donde. Manejé por un buen tiempo una traducción al inglés del librito de Schmitt en cuestión y jamás noté una nota o cita de René Guénon (lo hubiera recordado casi inmediatamente!!!!). Ahora bien, la edición de Struhart no solo no tiene tampoco cita alguna de Guénon, sino que no llega a un número de 28 en sus notas que se numeran por capítulo. La nota que se correspondería con la 28, si las contamos "de corrido" no tiene nada que ver. Leí con profundo interés el texto de del Prof. García Bazán y me parece más que interesante, como muchas de sus obras (no digo todas, insisto!), pero ciertas citas o referencias son algo "peregrinas"...
Comparto con Eduardo sin duda acerca de la "leida" en términos de Strauss. Agregaría solamente, y como humilde aporte hermenéutico, la lectura filológica de los textos de schmitt en cuestión (sino todos), en el sentido de un Carlos Disandro o un Odo Cassel (OSB). Quizás, y por otros caminos, no excluiría los "métodos" de un Gershom Scholem. Nunca vienen de más si se los "straussisa". Acerca de Buela...con todo mi respeto...y citando a un amigo más perspicaz que quien escribe "Es un tipo que cita autores que nadie conoce, a propósito, para acumular notas al pie en tipografía 10 y parecer erudito". Lapidario mi amigo. Al absurdo claro está...pero fulminante. Que querés que le haga...comparto con él.
Agustín
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