martes, 17 de junio de 2008

¿Se pueden justificar los Derechos Humanos?


Artículos de Metapolítica


Por Eduardo Hernando Nieto

Recientemente fui cordialmente invitado por unos jóvenes (y otros no tanto) de la ONG “Transparencia” para intervenir en un conversatorio con el profesor Alessandro Caviglia, a propósito de la fundamentación de los Derechos Humanos.
Dado que yo no tenía nada que fundamentar ni demostrar - pues para eso están quienes les rinden culto - , Alessandro Caviglia empezó con su argumentación [1] descartando de plano dos opciones de fundamentación que han acompañado particularmente el discurso jurídico de los derechos humanos, vale decir, el argumento de la naturaleza (léase Locke por ejemplo) o el argumento positivista (Bobbio, o Ferrajoli). Obviamente, como diría Berlin, apelar a la naturaleza permitiría la imposición de un régimen totalitario justificándolo precisamente en el peso de la naturaleza de las cosas (sic). Ciertamente, Caviglia como buen liberal kantiano descartó entonces de plano a la “naturaleza” como fundamentación de los DDHH y a continuación también deja dudas sobre la viabilidad del argumento positivista que también llevaría tras de si un sesgo autoritario (basta recordar las tesis de Hobbes o de Bentham)
Entonces las opciones que tenía el profesor Caviglia quedaban reducidas en este caso a dos, el argumento intuitivo y el argumento histórico. En el primer caso, afirmando que cualquier persona racional tendría que reconocer las ventajas y corrección de los DDHH, es decir, considerando que una sociedad es más justa si defiende a los derechos humanos que otra que no lo hace. El argumento histórico por su parte nos diría que desde las guerras religiosas, hasta la revolución francesa, la implantación de la democracia representativa, la concesión del sufragio femenino, la etc., etc., el mundo ha ido evolucionando y los derechos humanos se han consolidando, es decir, que la historia humana nos conduce irremediablemente hacia este destino.
Obviamente, no era difícil encontrar razones que pudiesen desafiar tales afirmaciones, en primer lugar recordé que Robert Nozick en “Anarquía, Estado y Utopía” (1974) apelaba también al mismo argumento intuitivo en este caso no para justificar un Estado Liberal o de Bienestar sino más bien un Estado Libertario, es decir, aquél Estado mínimo que solamente sacralizaba los derechos de propiedad y el mercado pero que descartaba de plano cualquier derecho social o económico (seguramente los más deseados por mis amigos Gamio y Caviglia)
Por otro lado, el argumento histórico siempre se convierte en un arma de doble filo pues si bien se podría decir de que hay una tendencia que nos lleva hacia la consolidación de los DDHH nada impediría a la historia tomar más adelante otros caminos, a fin de cuentas, apelar a la historia es caer como señalaría Strauss en la segunda ola de la modernidad, aquella representada por románticos como Rousseau o Hegel quienes tratando de superar al positivismo y su afirmación de una única verdad nos proporcionaban más bien un sinfín de verdades que nos podían llevar al relativismo [2].
Llegados a este punto sería factible definir ya algunas conclusiones preliminares:
1. Ninguno de los argumentos expuestos parece lo suficientemente sólido para justificar por la razón la doctrina de los DDHH
2. Si esto es así entonces podríamos afirmar que estos no son racionales
3. Si no son racionales entonces que son:
4. Yo afirmaría que son básicamente un producto emotivo y sentimental
Justamente, se puede advertir un apasionamiento exagerado en sus defensores y como dicen algunos quizá este sea el nuevo culto religioso que corresponde al “´último hombre” , es decir, el hombre crepuscular de una civilización que agoniza ante el vaciamiento espiritual al que ha sido sometido. Incluso un académico liberal como Michael Ignatieff habla de los derechos humanos como idolatría ante esta actitud que exhiben los activistas y sus sumos sacerdotes (los académicos que los defienden) de tomarlos como fines en si mismo [3].
La identificación de los derechos humanos con la irrupción del “último hombre”, se asocia precisamente con esa incapacidad demostrada para no soportar el dolor o el sufrimiento [4]. Los hombres contemporáneos defienden los derechos humanos porque no toleran el dolor humano [5], y no es que este mal mostrar compasión sino lo malo está en que se abuse de ella y se trata de trasladar esta actitud a todas las esferas de la vida humana, considerando entonces que el castigo no tiene ningún sentido y que debe reinar siempre el confort. Creo que finalmente tras este culto de la decadencia se oculta el viejo problema de la negación del Bien y del Mal, los seguidores de los derechos humanos no creen en el fondo en el Mal (ni en el Bien) a pesar de que dicen que lo combaten (por ejemplo cuando se encarna en un “violador a los DDHH), si creyesen verdaderamente en él entonces podrían ser tolerantes respecto al dolor y al sufrimiento y podrían aceptar sanciones ejemplares para los terroristas por ejemplo.

Al tratarse entonces de una explosión de emoción estamos seguros de que en algún momento podrían diluirse en la medida que las pasiones humanos son también extremadamente volubles, claro esta, antes tendría que aparecer un nuevo culto que lo reemplace, quizá como están las cosas lo que venga podría ser aun peor.
[1] Dicho sea de paso, por allí luego se dijo que en realidad no tendrían que sustentarse pues eran verdades evidentes. (sic)
[2] De hecho, las críticas culturalistas y comunitaristas a los DDHH se basa en las premisas historicistas.
[3] Cfr. Michael Ignatieff, Los derechos humanos como política e idolatría. Barcelona, Paidós, 2003. Ignatieff es un liberal cercano al pensamiento de Isaiah Berlin y pensaría que los activistas de los derechos humanos tienen el problema de considerarlos como libertades positivas cuando e más bien señalaría que deberían tomarse sólo como libertades negativas.
[4] Lectura recomendada para mis colegas liberales: Ernst Jünger, Sobre el Dolor.
[5] Aunque esto también es relativo porque me imagino que si disfrutarían con el sufrimiento de un “violador de los derechos humanos”

15 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola felicitaciones por el blog esta muy interesante... podrias profundizar un poco en el argumento que apela a la naturaleza y el positivista para justificar los DDHH? de que se tratan estos y por que podrian terminar justificando realidades totalitarias?
Gracias!

eduardo hernando nieto dijo...

Hola gracias por tu mensaje, en realidad el argumento de la naturaleza señalaria que existe un proposito o fin en el hombre pero los modernos liberales sostienen que los fines son elejidos por el sujeto por eso un argumento de la naturaleza seria incompatible con la manera como ellos entienden la libertad humana
saludos
eduardo

Anónimo dijo...

La ausencia de fundamento filosófico hace pensar que el movimiento derechohumanista se apoya en el sentimentalismo característico de nuestros tiempos.

Pienso que ese sentimentalismo podría explicarse, en parte, en el relativismo y la acción corrosiva que produce en las nociones de bien y mal. Se han debilitado esos conceptos, desarraigándolos y llegando a un "punto medio", que es también punto de partida...

Víctor Samuel Rivera dijo...

Querido Eduardo;

Nosotros sabemos que los derechos humanos no existen y que carecen de cualquier sustento racional posible. Su fundamento, si tal hubiera, dependería de una concepción de la racionalidad que tuviera las mismas características que ostenta el aspecto perentorio y sobbreexigente de moralidad que acompaña a la idea liberal de demandar "derechos", dependería de que ésta (previamente) se diera por "verdadera". Sabemos que no es así pues así nos lo ha enseñado la historia reciente del pensamiento filosófico.

La actitud respecto de los derechos humanos que tienen sus seguidores es análoga a la de un alma piadosa cuando se cuestionan las verdades de fe. La diferencia es que la fe es sobrenatural, o eso creen sus adeptos, mientras que los "derechos humanos" si han de ser algo distinto de ideas religiosas, requieren de argumentos racionales. No hay que desechar que son una nueva religión y habría que estar atentos de qué potencias son sus misioneras.

Por su puesto, es legítimo pensar que la empresa de fundamentar esas ideas es un trabajo digno. En efecto, una de las vertientes del pensamiento moderno, el kantismo, siguió la estrategia de homologar el mundo moral con las leyes naturales tal y como éstas eran concebidas en el siglo XVIII. Gracias a Dios, la historia de la epistemología y la filosofía política el siglo pasado han sido lección de sobra para demostrar que la comprensión del ser humano real es bastante más interesante y -por lo mismo- más compleja que la apelación al orden natural. Es por ahí que, aparte de tus observaciones, puede en cambio tratar de demostrarse por qué los derechos humanos, ya que no existen, conducen a prácticas sociales irracionales.

eduardo hernando nieto dijo...

No puedo estar mas de acuerdo contigo victor samuel
un abrazo
eduardo

Gonzalo Gamio dijo...

Estimado Eduardo:

Creo que tú y tus comentaristas al post no están tomando en cuenta los argumentos de Alessandro Caviglia sobre este tema, tal y como él los ha descrito en este enlace:

http://alessandrocaviglia.blogspot.com/2008/06/el-tema-del-que-voy-ocuparme-en-esta.html

Saludos,
Gonzalo.

eduardo hernando nieto dijo...

Hola Gonzalo, mis comentarios son respecto a lo que ocurrio en transparencia, no lo que ha escrito Alessandro en su blog, sorry!!
eduardo

Gonzalo Gamio dijo...

Excelente, Eduardo. No obstante, estas reflexiones suyas (¿Estás seguro que no tienen que ver con sus intervenciones en Transparencia?) pueden complementar el debate.

En fin, las enlazo por si quieren continuar el debate.

Saludos,
Gonzalo.

eduardo hernando nieto dijo...

Obviamente que si, lo leo y ya comentare!!
un abrazo
eduardo

Christian dijo...

Hola Eduardo. Quería pedirte que, por favor, explicarás la afirmación que hace Alessandro Caviglia, en el artículo cuyo enlace te envía Gonzalo Gamio, sobre tu posición acerca de los DD HH: señala Caviglia que tú has señalado que aunque te proporcionarán una fundamentación metafísica de los DD HH tú no la aceptarías porque "no sería posible adscribir a los derechos humanos aunque fuesen 'verdaderos' ".

Saludos,
Christian

Alessandro Caviglia Marconi dijo...

Estimado Eduardo,

Estoy trascribiendo mi intervención en Transparencia por partes. Ya van la I y la II parte en mi blog. Se trata de lo mismo que expuse en nuestro debate, sacado de los apuntes que tenía esa tarde. Creo que valen como para completar la idea del debate de esa tarde.
De hecho, si se ve mi blog, se pueden ver detectar algunas imprevisiones respecto a la manera en que reseñas mi interverción.
Entre otras cosas se podrá percibir que, a pesar de lo que señalas, no hago referenia a Kant en ningún momento (a pesar, repito, me señalas como un kantiano). Ciertamente, soy un lector del Kant de la filosofía práctica, pero ello no significa que haya usado sus argumentos en esa discusión. De hecho elegí no hacerlo para no darte la oportunidad de que descalifiques mis argumentos por ser deudores de la ilustración. Seguramente lo que te indujo a error ha sido el que rechace todo argumento basado en la naturaleza para fundar cualquier orden jurídico y político. Sin embargo es necesario tener en cuenta que los argumentos kantianos se encuentran amparado en la naturaleza procedimental de la razón.
Tu comentario adolece de confusiones respecto del sentido que tienen el recurso a las intuiciones sociales y el recurso a la historia. Esta confusión es comprensible por que porque, como reconoces, no conoces el pragmatismo norteamericano de Richar Rorty ni el pragmatismo clasico de William James y John Dewey. Considero que un poco de filosofía contemporánea no vendría mal para elevar el nivel de debate.
Prometo un comentario más exháustivo de tu post en breve.
Por lo pronto te invito a revisar la transcripción de mi intervención de aquella tarde en mi blog en http//alessandrocaviglia.blogspot,com

Saludos,

Alessandro Caviglia.

eduardo hernando nieto dijo...

Hola Alessandro, quiza seas mejor escritor que expositor porque nada de lo que dices ahora se dejo traslucir en tu presentacion, en todo caso leere con atencion tu argumentacion.
Por otro lado,si se trata de elevar el debate te invitaria a que hagas lo propio leyendo a Strauss y sus discipulos.

Es raro que ahora ningun liberal se sienta kantiano! exrtraño..
saludos
eduardo

Víctor Samuel Rivera dijo...

Qué simpática discusión. Lo único que realmente lamento es que aún nadie entre los adeptos de las ideas de DD HH haya criticado los argumentos del post de Eduardo en sí mismos, sino se hayan remitido todos los partidarios de los DD HH insensiblemente al blog de otra persona. Creo que es un indicador, no de la falta de lecturas filosóficas de Eduardo (que le sobran), sino de la solidez indiscutible de los argumentos de su post. No basta con decir que sus argumentos son falsos porque (por ejemplo) sus conclusiones puedan eventualmente parecer moralmente horribles a algunos lectores, sino que hay que demostrar que sus premisas son racionalmente inaceptables. En esto, soy racionalista. Los argumentos se debaten con otros argumentos, mejores o peores. Tampoco basta con remitir a otra parte, incluso si en la otra parte está el "argumento correcto". Mandar a otro lugar no es un argumento tan sólido como para emplearlo reiteradamente, comopasa aquí.

Querido Alessandro, me has convencido de leer tu blog, que por lo que entiendo NO contiene un argumento kantiano, en cuyo caso estoy seguro de que debe ser muy interesante. Lo leeré ahora mismo, que estoy tratando descansar.

Alessandro Caviglia Marconi dijo...

Estimado Eduardo,

Te invito a leer la transcripción de mi intervención en mi blog. Es probable que, como dices, sea mejor escritor que expositor.

Ciertamente, de Strauss ya había leído algunas cosas, y -como sabes- varias de Schmitt. Te pediré que me sugieras algunos de los discípulos de Strauss, para ver si son convincentes.

Lo que me sorprende es la ligereza que existe en tu vincolación fuerte y exclusiva entre Kant y el liberalismo. Si bien es cierto, la estrategia argumentativa kantiana puede apoyar el liberalismo, también es posible que otras estrategias contemporáneas también lo haga y de manera más eficaz.

Es cierto que soy un asiduo lector de Kant, pero no un lector dogmático ni ingenuo. Sé que para ciertas cosas es necesario utilizar otros recursos filosóficos. Mi conocimiento sobre la filosofía contemporáne me permite hacerlo.

Saludos,

Alessandro.

eduardo hernando nieto dijo...

Hola Alessandro, aqui van algunos textos de straussianos y de cercanos a el sin serlos:

Ernest Fortin, Classical Christianity and the political order

Harvey Mansfield, Taming the Prince

Pierre Manent, The City of Man

Thomas Pangle, The ennobling of democracy

Stanley Rosen, The Ancients and the moderns

De alguna manera Kant me parece mas adecuado para sostener el liberalismo que los pragmaticos que estan de moda, de hecho hasta ahora no me queda claro el famoso Intuicionismo, y no lo siento un argumento solido para defender un proyecto tan valioso (para los liberales) como el suyo.
saludos
eduardo