lunes, 18 de agosto de 2008

Ernst Jünger y el Señorío del Trabajador


Artículos de Metapolítica


Por Eduardo Hernando Nieto


Hace un buen tiempo quería escribir a propósito de uno de los más importantes ensayos de metapolítica publicados en el siglo XX, por el maestro alemán Ernst Jünger [1], “ Der Arbeiter. Herrschaft und Gestalt”, (“El Trabajador. Dominio y Figura”), el polémico trabajo - según se comenta - fue repudiado tanto por algunos líderes del nacionalsocialismo como por los comunistas, sin embargo, paradójicamente estos últimos llegaron a tildar el trabajo de fascista mientras que para algunos conservadores se trataba de una apuesta a favor del materialismo ateo.
En fin, como después comentaría Jünger, lo más probable es que ni muchos nazis ni los comunistas habrían entendido su trabajo precisamente porque éste no tenía que ver directamente con la política contingente sino con la metapolítica. Así Jünger señaló respecto al texto y la figura mítica del trabajador lo siguiente: “Veo en el trabajador una figura mítica que hace su entrada en nuestro mundo, y las cuestiones del siglo XIX que se apoyan en lo esencial sobre la economía no intervienen en mí sino en una segunda línea. Es decir, que el que posee el poder en su calidad de titán posee también naturalmente el dinero.” [2] En este sentido, añadía él, habíamos dejado ya la edad de los Dioses y nos encontrábamos en la de los Titanes, es decir, en la era del poder, a pesar de que quienes lo detentan – decía Jünger – intenten aparecer como filántropos o marxistas. [3]
¿Pero, que representaba concretamente la figura del Trabajador?
Ciertamente, se trató de una fuerza que irrumpió en el siglo XX como una alternativa distinta a la del burgués, que en todo caso nunca llegó a conectarse con la energía de la naturaleza como si lo pudo hacer “el trabajador”: “el trabajador mantiene, en efecto, una relación con los poderes elementales de cuya mera existencia nunca tuvo el burgués el menor atisbo” [4], esto, le permitía también obtener una forma de libertad muy diferente a la del burgués, de hecho, en el mundo del trabajo la reivindicación de libertad aparecía como reivindicación del trabajo.
Definitivamente “El Trabajador” huele mucho a pólvora de las trincheras de la primera guerra mundial (el libro fue publicado en 1932) y se impone como una manifestación que avizoraría la superación del individualismo burgués y del socialismo proletario, como bien comenta mi querido amigo el ensayista mexicano José Luis Ontiveros, y que tal superación solamente podría ser comprendida a través de la vía de Nietzsche: “a la universalización del nihilismo corresponde una universalización de la técnica. El trabajador volverá a unir, en un valor único, la tekne con la poiesis, esto es, la inventiva con la creación, dotando a la técnica de su sentido de alethia, de revelación, de descubrimiento del Ser y de la esencia. El Trabajador rescata a la técnica del valor neutral que el mundo burgués le había otorgado para construir la felicidad de los mediocres; pone en entredicho el significado de la técnica como una humanización del mundo, en la que se aclimatan las asperezas para vivir en el domesticamiento, el sopor y la molicie. La técnica es un medio para concentrar, en una doctrina de salvación, la enseñanza que el dolor marca en la voluntad; es un valor que debe heroizarse, hacerse épico, contra de la concepción económica de la civilización burguesa que restringe la técnica a un medio de supresión de la naturaleza”. [5]
Coincido totalmente con Ontiveros, la lectura que debe plantearse a este soberbio trabajo de Jünger es a la luz de la visión de la “Konservative Revolution” del período de entre guerras, y como el mismo Jünger lo acotaba viendo al Trabajador como una forma de desarrollo del Prusianismo [6] , es decir, como una figura semejante a la del gurrero (Reivindicado fundamentalmente en su trabajo “Tempestades de Acero”) , y de cierto modo cercano al anarca que aparecerá tras la “muerte” del trabajador (ver en este caso “La emboscadura” o también traducido como “El tratado del rebelde”).
La esencia del “Arbeiter” radicaba entonces en la posibilidad de alterar el “Zeitgeist” de la Ilustración y transformarlo de una manera radical acabando así con la dictadura de la materia reivindicada por el liberalismo burgués y el socialismo marxista, frente a ellos se levantaba pues esta figura encargada de recuperar el verdadero significado de la Técnica, como revelación o descubrimiento, un nuevo intento para devolverle la sacralidad al mundo, una forma de volver en esta etapa crepuscular a los orígenes a la cercanía con los Dioses, lamentablemente, la exaltación Jüngeriana no duraría mucho pues el abismo de la modernidad tenía un mayor fondo del previsto en ese momento por Jünger, de allí, la irrupción del anarca y la necesidad de actuar como un “emboscado” mientras se aguardaba el fin, más no podría hacerse.
[1] Más adelante lo hare con Julius Evola y su “Cabalgar el Tigre”
[2] Julien Hervier, Conversaciones con Ernst Jünger, México, FCE, 1990, p.62.
[3] Ibid.
[4] Ernst Jünger, El Trabajador, Madrid, Tusquets, 1990, p.25.
[5] José Luis Ontiveros, La espada y la gangrena, México, Instituto Mexiquense de Cultura, 1992, p.77.
[6] Aquí la relación es muy directa con Oswald Spengler, Cfr. Prusianismo y Socialismo, Argentina, Ediciones Nacionales y Extranjeras, 1935. Decía Spengler: “Aunque el vocablo se refiere a la región donde se ha encontrado una poderosa interpretación y donde se ha desarrollado a un alto nivel, debo decir que es esto: prusianismo es una comprensión de vida, un instinto, un espíritu de solidaridad, constituye un resumen de cualidades espirituales y por último también corporales..” p.63. ca

7 comentarios:

Christian dijo...

El que Jünger recupere figuras de la modernidad apropiadas por la izquierda, tal como el trabajador y el anarquista, dotándoles de un nuevo significado a fin de superar el mundo burgués en un sentido totalmente nuevo e inédito me parece alucinante, y revelador de un trabajo intelectual creativo, y por ende, único e innovador.

Saludos,
Christian

Christian dijo...

¡Tu artículo me anima a explorar más detenidamente la obra de Jünger!

eduardo hernando nieto dijo...

Efectivamente christian aunque por alli lei que el no queria que se traduzca arbeiter como trabajador pues decia que arbeiter viene "arbeo" herencia mientras que trabajo viene de "tripalium" (instrumento de tortura)
saludos
eduardo

Anónimo dijo...

Escribo desde Uruguay. Me llamo Fabián y también me dedico a combatir el nihilsmo moderno, el culto al placer, el consumismo burgués, el igualitarismo, y todos los vicios que la modernidad ha implantado a nuestra cultura.

Buenos teóricos los que lees...
Espero que sigas tan bien encaminado como ahora.

Saludos!!!

eduardo hernando nieto dijo...

Hola Fabian, gracias por tus comentarios, si espero colgar mas textos el problema es el trabajo que me quita demasiado tiempo, lastima que ya no se pueda vivir de rentas como en el pasado! ;)
saludos
eduardo

Christian dijo...

Hola Eduardo. Acerca del origen de la palabra trabajo a partir de "tripalium" esto me hace recordar el pasaje del Génesis: "Con el sudor de tu frente comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra, pues de ella fuiste sacado. Porque eres polvo y al polvo volverás" (Gn 3, 19). Siempre me he preguntado si este pasaje condena al trabajo en sí o sus prácticas alienantes (en el sentido marxista) en el trabajo moderno.

Saludos,
Christian

jorge dijo...

Hola, muy bien sintetizada la idea del trabajador, acabo de leer el libro para escribir una nota. ¿No les parece, sin embargo, que a partir de la figura del trabajador propone una nueva forma de dominación?