viernes, 2 de enero de 2009

Cabalgar el Tigre 2009


Artículos de Metapolítica


Por Eduardo Hernando Nieto

“La mejor manera de evitar que un tigre te devore es montarte sobre él". Proverbio Chino


Después de un largo silencio debido exclusivamente a cuestiones laborales quiero comenzar el año escribiendo sobre uno de los libros esenciales para la metapolítica, me refiero a Cabalgar el Tigre de Julius Evola, publicado originalmente en 1961 [1] ( por lo tanto ya en la etapa madura del metapolítico romano) y cuyo título evoca precisamente a este conocido proverbio chino que nos orienta sobre la mejor manera de responder ante una amenaza como sería en este caso la etapa crepuscular de esta civilización – el famoso Kali - yuga en la doctrina hindú - que, así como si fuese un tigre desbocado, este mundo contemporáneo se convierte en un enorme peligro para aquellos hombres que han decido mantenerse consecuentes con la estirpe de la tradición y que no desean “aggiornarse” a los devaneos modernos. Así pues, el texto en cuestión esta dirigido hacia aquellos que desean sustraerse de este proceso de descomposición que genera la “civilización burguesa” pero que no saben como hacerlo. Así, señala el maestro Evola:

“Examinemos ahora cómo se aplica al mundo exterior, al medio general, el principio consistente en cabalgar el tigre. Puede entonces significar que cuando un ciclo de civilización toca a su fin, es difícil alcanzar un resultado cualquiera resistiendo, oponiéndose directamente a las fuerzas en movimiento. La corriente es muy fuerte y uno correría el riesgo de verse arrasado. Lo esencial es no dejarse impresionar por aquello que parece todopoderoso, ni tampoco por el triunfo aparente de las fuerzas de la época. Privadas de lazo con cualquier principio superior, estas fuerzas tienen, en realidad, un campo de acción limitado,…” [2]

Por ello, si logramos colocarnos encima del tigre éste no podrá hacernos ningún daño y simplemente habrá que esperar a que se agote y concluya así su loca carrera. Esto podría interpretarse también como una suerte de retiro interior para el hombre de la tradición.

Para poder entender mejor la naturaleza de esta carrera sin sentido y sobre todo atisbar la posibilidad de su fin, Evola empieza por mostrarnos el escenario en el que nos encontramos marcado inicialmente por la disolución de la moral como ya lo había anuncidado Nietzsche con la frase “Dios ha muerto” o el mismo Dostoyevsky al señalar que “Si Dios no existe, todo esta permitido” [3].

Justamente la muerte de los valores o la moral se produce tras la ruptura de ésta con el plano metafísico o la trascendencia, entonces la moral se convierte en autónoma o racional – como afirmaría Kant – en decir, meramente subjetiva o respondiendo según sea el caso a los intereses sociales. Lo correcto o lo debido es lo deseado por el individuo o por la sociedad. Como indica Evola: “Después del racionalismo ético, el periodo de disolución prosigue con la ética utilitaria o “social”. Renunciando a encontrar un fundamento intrínseco y absoluto del “bien” y del “mal”, se propone justificar lo que queda de la moral por lo que se recomienda al individuo su interés y la búsqueda de su tranquilidad material en la vida social. Pero, esta moral ya está impregnada de nihilismo. Como ya no existe ningún lazo interior, todo acto, cualquier comportamiento se vuelven lícitos cuando se puede evitar la sanción exterior, jurídicosocial, o cuando uno es indiferente a ella. Ya nada tiene carácter interiormente normativo o imperativo, todo se reduce a amoldarse a los códigos de la sociedad, que reemplazan la ley religiosa derribada.” [4]

Esta etapa llamada “nihilista” por Nietzsche demuestra entonces la magnitud de la debacle, sin embargo, Evola no se identifica necesariamente con la solución de Nietzsche, esto es, con la superación del nihilismo por la “voluntad de poder” sino más bien con lo que llamaría – siguiendo a Schopenhauer – “voluntad de vivir” [5], aunque para ser más precisos se trata de ir más allá de la vida, de trascender!!

El texto continúa desarrollando una serie de conceptos que muestran como aquello que se presentaba aparentemente como una crítica a la modernidad (el mismo pensamiento de Nietzsche, el existencialismo de Sartre, la fenomenología de Husserl y Heidegger, etc., ) no son sino manifestaciones del mismo fenómeno de la descomposición y del individualismo desbocado. [6]

En esta carrera hacia el abismo, se iba finalmente perfilando otro rasgo del mundo actual, a saber, la muerte del individuo – que había sido precedida por la muerte de Dios ya destacada -. Esta muerte del individuo se dejaba ver con el progreso del anonimato y el avance de la sociedad de masas. Así paradójicamente, lejos de afirmar la personalidad el individualismo – que destruye toda estructura orgánica – impedía la identificación y diferenciación del sujeto, deviniendo éste en un ente abstracto y completamente despersonilazado.

El mundo moderno finalmente banaliza toda actividad que en otras épocas podían ser vías adecuadas para la trascendencia y la afirmación de la personalidad, la política, la cultura, las instituciones sociales (como el matrimonio por ejemplo), la religión, se convierten así en prácticas sin significados, sin sentidos ni propósitos, allí radica entonces la esencia del problema del hombre actual, en la trivialización de la vida, en la ignorancia. El tigre sigue su marcha acelerada por lo que la única recomendación “aquí y ahora” es la de cabalgarlo con inteligencia hasta que se agote… como recomendaba Evola, no hay otra alternativa.
[1] Para este pequeño texto empleo una clásica edición en español que apareció en los años ochentas en Barcelona. Julius Evola, Cabalgar el Tigre, Barcelona, Nuevo Arte Thor, 1987.
[2] Ibid., p. 13.
[3] Ibid., p. 19.
[4] Ibid., p. 21.
[5] Ibid., p. 51.
[6] Algo semejante a lo planteado por Leo Strauss, en su texto “The Three Waves of Modernity" en Hilail Gildin ed. Political Philosophy: Six Essays by Leo Strauss (Indianapolis, 1975)

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Bismillah

Hola Eduardo

Qué bueno que estés otra vez posteando. Recojo la última frase del post:

"El tigre sigue su marcha acelerada por lo que la única recomendación “aquí y ahora” es la de cabalgarlo con inteligencia hasta que se agote… como recomendaba Evola, no hay otra alternativa."

Cierto, y sin embargo, demasiado poco.

Cabalgarlo, es ponerse ya 'por encima' y por ende a salvo. Cabalgarlo es haber aprehendido la técnica de tratar con la bestia permaneciendo 'arriba' en los estados del ser.

No es por ende algo que se pueda referir a la situación de uno que recién descubre la dimensión de la disolución actual, y que justamente se pregunta entonces qué hacer, sino que sólo puede hacer referencia, en estricto sentido, a quien tras dicho 'acontecimiento epocal' (para recordar a VSM, je) ha pasado activamente por el arduo proceso de purificación de los elementos de la disolución presentes en uno mismo, y ha llegado a la maestría del liberado que puede asir a la bestia sin ser dañado.

Hay además, en esta carencia de indicación de la Vía para 'escalar al tigre' hasta estar 'encima' un peligro sutil que parece después de todo típicamente 'moderno': el del individualismo iniciático, por así decirlo.

Y el comentario no viene de la nada, pues sabido es la diferencia que había entre Evola y Guenon con respecto a la necesidad o no de adherirse a una forma tradicional o, para decirlo más claramente, a una religión, esto es, seguir una Revelación (con el perdón de los puristas semánticos guenonianos, que con fecuencia olvidan que las palabras pueden significar también otras cosas que las que hipostatizó Guenon).

¿Qué piensas al respecto? Leí en un comentario tuyo en este blog que le hacías recordar a alguien justamente que "quien no tiene a un maestro por guía tiene al diablo por guía".

Precisamente seguir a un maestro es romper inevitablemente con el individualismo iniciático (bien pensado que fuere, casi una contradictio in adjectio, dado el carácter suprapersonal de la meta). Y, en el proceso, romperse a uno mismo, romper el nafs o el ego.

Saludos


Nureddín David

Ricardo Milla dijo...

Hola Eduardo:

De hecho, es cierto que nuestra sociedad, más que nada la occidental, pero también la mundial -por toda esta vaina de la globalización y demás-, es producto bastardamente legítimo de la modernidad. Ahora bien, el liberalismo es algo que está en picada y en libre caida, por ahora, indefinidamente, aunque su final no está cerca. Siguiendo lo dicho en tu post, el tigre se está cansando, y con rapidez. Pero, cómo subimos al tigre? Cuál es el método o los medios que se usarán para tal cuestión? Hay una postura intelectual que es la escalera al lomo del tigre? Yo sólo pregunto.

Por otro lado, la modernidad, con todo lo que trajo, incluido el individualismo, no es sino expresión de la Ilustración y su siglo de "luz", como bien sabemos. No obstante, la destrucción del individuo es consecuencia intrínseca del individualismo. Si bien en el siglo XVII se exaltó tanto al individuo, y aun los antimodernos, como Nietszche, realzaron la figura del individuo, terminaron por destruir a la persona y con ello a la personalidad y al indivio en sí. Aunque ese germen ya estaba en Duns Scoto, Ockham y Descartes. La sociedad liberal no ha hecho sino ayudar a la destrucción del yo y de la persona con su pluralismo ético y su existencia de múltiples bienes, como decía Rawls.

En fin, pareciera que llegaremos a apreciar el ocaso de la "sociedad burguesa tradicional", necesaria para la creación de sí, ideal de la sociedad liberal, como apunta Rorty.

Nos vemos el sábado.
Saludos.

Anónimo dijo...

Bismillah

Hola Ricardo

Escalar el tigro o más propiamente revertir los efectos nocivos de la modernidad, es más que sólo adoptar una postura o visión intelectual.

La modernidad trajo consigo muchas cosas demasiado palpables en las personas, que ninguna lectura puede por sí sola 'curar'; a título de ejemplo:

- La demolición de las valencias propias (e insustituibles) de cada género, haciendo que hombres y mujeres pierdan su identidad. Hombres que no son ya tales. Mujeres que no son ya tales.

Y por tanto, pérdida del valor de la hombría, generaciones de gentes mediocres y/o dubitativas y/o cobardes. Veamos sino a tantos jóvenes turistas feminoides que vienen de visita a nuestras tierras muchas veces, en busca del placer.

Y pérdida de la femineidad.

- Separar al ser humano de su vocación y relación con lo Trascendente. Esto es, demolición de la religión, reducción de la religión a un asunto 'meramente individual', secularismo, aceptación de las categorías post-religiosas (en sí mismas cargadas de valoración) para entender la propia espiritualidad.

(Recuerdo a un obispo cristiano que escribía honestamente -me parece incredible, vaya, pero así es esta época- que cuando un estudiante dubitativo le preguntó si realmente creía en que los ángeles existían, le dijo: la verdad, no estoy seguro).

- Redefinición de la 'sabiduría', del 'sabio' y por ende, de aquello a que damos valor en la búsqueda de la sabiduría y nuestra forma de relacionarnos con 'el sabio'.

Por lo pronto, una marca individualista modernista es la de la 'universitarización' de la sabiduría. Reducción racional e individualista. (Piénsese, en el ámbito cristiano, en los llamados Libros Sapienciales del AT y su absoluta 'extrañeza' al universitario y pensador contemporáneos).

Por lo demás, si definimos al sabio como al pensador riguroso y de honda impronta que expone 'su' filosofía (vg, Heidegger, etc. ... el catedrático sobresaliente de una clase para los alumnos) en términos pre-modernos se diría que efectivamente hemos perdido la noción de la sabiduría. Que simplemente o este mundo no tiene ya sabios (pero providencialmente siempre existen) o que nosotros no los conocemos, pues no es en las aulas donde se transmite la Sophia (difícilmente un staretz da cátedra de espiritualidad y uno ya aprendió la espiritualidad 'leyendo y entendiendo bien' los textos).

- Introducción del relativismo en nuestros modos, a muy diversos niveles. Piénsese si no en la propia idea de que la filosofía es la sabiduría, ¿pero no es acaso simplemente un amor a la sabiduría? El asunto no es simplemente semántico. La Grecia en la que se acuñó el término tenía una experiencia de algo supra-filosófico. Al igual que cada Revelación.

- Primado del individuo en la política. Democracia. Consenso.

- Destrucción de la familia, de las relaciones padres - hijos, etc. Los jóvenes pensadores ¿hasta que punto, más allá de una eventual denuncia teorica del modernismo, se sustraen a este efecto?

- La idea de que con la mente pensante podemos al originar un pensamiento coherente y que denuncie la modernidad 'hacer el trabajo'. ¿Pero fue acaso ése es el ejemplo de Moisés, Jesús, el Profeta Muhammad (que la bendición de Dios sea con todos ellos)? O incluso de Buda, Krishna, etc?.

Vinieron para que combatamos nuestro ego. Pero la modernidad ha dado poderosas razones intelectuales, estructuras políticas, educativas (que se encuentran en las propias universidades también, no solo en la TV ojo), ha creado ambientes socio-culturales que de manera muy brutal hacen juego contra la lucha contra nuestro ego.

'Cabalgar el tigre' es ya haber sobrepasado todos estos muy concretos obstáculos. Pero hay un camino, una vía, que debe seguirse para ello.

Y a eso se dirigía mi primer comentario. La solución definitivamente no puede ser solo leer.

Nos vemos este sábado, insha'Allah, Dios mediante.


Nureddín

eduardo hernando nieto dijo...

Hola David y Ricardo:

En principio no rechazo la idea del maestro pero como decia Strauss, ahora son escazos y por lo tanto quedan sus ideas expresadas en los libros lo cual me lleva a pensar que la via de la lectura no es errada aqui y ahora aunque esta debe ser complementada con la conversacion y con cierta guia por parte de quien ya ha estado un buen tiempo en contacto con esta literatura.
Coincido totalmente con lo descrito por David respecto a lo que es la modernidad y como se llega al fin de la personalidad suplantado por la sociedad de masas. Como dije en el texto, nada tiene sentido porque la modernidad ha vaciado de contenido a todo!!
No creo que el fin de la carrera del tigre este cerca ya que es un tigre que ha sido alimentado muy bien por mucho tiempo y aun tiene energias para causar mucho daño.
Tampoco el fin de la carrera se parece a la comunidad liberal de Rorty (que sigue siendo moderno por su rechazo a la teologia y la metafisica)
Respecto a la via mas idonea para vivir esta etapa crepuscular lo comentare a partir del texto de Evola "Orientaciones"
un abrazo
eduardo

Ricardo Milla dijo...

Hola:

David: Hola! Luego comentaré sobre lo q escribiste, me parece interesante, pero se necesita de un poco más de tiempo para tragarlo bien. Aunque entendí bien cual podría ser el pathway para subir al lomo del tigre.

Eduardo: Bueno, no digo que la comunidad liberal de Rorty sea el fin de la carrera o se paresca, sino que esa comunidad, que no es otra que la estadounidense y la de la globalización o de su proceso, es una de las consecuencias más notables de la modernidad. Por otro lado, el hecho de que se haya eliminado al individuo por la exaltación de sí mismo conlleva en su seno un problema metafísico, que su solución se haya en el concepto de persona, pues el ser humano es persona, antes que individuo, pues ésto lo es cualquier ser material. Y por último, entonces, al tigre le quedan fuerzas; yo espero que se agote, aunque no sólo basta con montarse en él y espectar a su debilitamiento total, sino que la actitud de operar, o sea, de actuar y ser protagonista es algo que recae sobre mentes capaces y que no responder a ese llamado es algo irresponsable.

Saludos.