domingo, 11 de julio de 2010

Nuevamente la Sociedad Civil


Artículos de Metapolítica

Por Eduardo Hernando Nieto

En los llamados tiempos postmodernos el concepto de sociedad civil continua siendo difundido con mucha fuerza siempre bajo la lectura propuesta a inicios de los 90 por los esposos Cohen y Arato (Civil Society and Political Theory, MIT Press, 1992), es decir, aquel espacio que surgió en la lucha contra el totalitarismo (en este caso paradójicamente comunista) y luego también en oposición con el gran capital (Sociedad Económica).
Precisamente, desde un principio se pudo percibir el carácter moral con el que se asumió tal concepto, ya que era evidente que todo aquel que luchaba contra una dictadura o contra las grandes corporaciones económicas (Estado y Mercado o Sociedad Política y Sociedad Económica finalmente) tenía que estar del lado de los buenos mientras que el resto quedarían fuera de esta categoría moral. Sin embargo, para matizar la oposición y no “caer” en la visión adversarial o polémica (schmittiana diría yo) se consideró más bien aceptable la opción de la comunicación y cooperación entre las tres esferas (política, económica y civil por supuesto) a fin de conformar un espacio deliberativo y democrático. Con ello entonces el plato estaba servido para la izquierda que podría asentarse ahora en un espacio de ambigüedad liberándose así de la carga marxista (ligada al totalitarismo) esto al plantearse como decía la tesis de la cooperación con el mercado y con el Estado en el juego político aunque al elaborarse los discursos políticos desde el terreno de la sociedad civil entonces ellos (los “representantes” de la sociedad civil” nunca estarían “contaminados” por las cargas negativas que pudiesen conllevar tanto el Mercado como el Estado.
Así pues, en pocas palabras se seguiría cuestionando al poder de turno aunque igual podrían beneficiarse de sus frutos (de hecho sabemos que los integrantes de la sociedad civil igual siempre desean estar cerca del poder aunque no quieran ser involucrados con él), igualmente se continuaría con la predica contra las grandes corporaciones pero de la misma forma se beneficiarían de los recursos del mercado. La agenda de la sociedad civil por su parte cada vez resulta siendo más extensa tomando muchas veces tareas que deberían corresponderle al gobierno y por su puesto se entiende el porque su prédica gire tanto en torno a la defensa de la moral de los derechos individuales (derechos humanos), ya que esta moral al basarse en un supuesto consenso sobre el mal (lucha contra el poder encarnado en el Gobierno del Estado y en sus instituciones como las Fuerzas Armadas) no puede tener otro propósito que el de oponerse a cualquier acción política (destinada a la búsqueda de lo bueno) cuyas consecuencias – según este discurso - nunca podrían generar un consenso , como consecuencia de ello entonces se mirara siempre con mucha desconfianza cualquier decisión política trascendente y también se tachará de dictatorial cualquier actitud decisionista.
Finalmente, sabemos que junto con la “sociedad civil” la política postmoderna también nos ha traído un sinfín de vocablos nuevos, el Estado ahora es desplazado por la “sociedad global”; el gobierno es reemplazado por la “gobernabilidad o la gobernanza”; los políticos por la tecnocracia, la izquierda o la derecha primero por la ya en declive “tercera vía” y ahora por los llamados liberales igualitarios (en nuestro medio caviares); la soberanía por la “democracia global; la igualdad por la inclusión y continúan los términos como transparencia, rendición de cuentas (accountability), etc, etc, pero lo grave con todo esto es que en realidad la política se ha convertido hoy por hoy en puro discurso, en retórica abstracta, en “metafísica barata” que no sirve ni le interesa resolver los innumerables problemas prácticos que existen. Así pues, si bien ya la modernidad en si misma nos generó un cambio existencial y nos abrió las puertas hacia el nihilismo mal que bien aun ésta en sus inicios no estaba tan cercana a la abstracción contemporánea, a pesar de todo, los Estados modernos, los parlamentos, los gobiernos tenían la intención de solucionar problemas, lamentablemente el tránsito de lo moderno a lo postmoderno nos ha hundido más llevándonos a un destino totalmente incierto.

5 comentarios:

Desde Mompracem dijo...

De paso, conseguía así eliminarse ese incordio llamado "pueblo"

David dijo...

es el discurso y no las políticas la que son ahora pura cháchara.
de hecho una de las políticas, inconfesas, del estado burgués es el disciplinamiento de la clase obrera a fuerza de asesinatos de pibes en las barriadas mas pobres.
aqui en argentina el gobierno de los derechos humanos es pura cháchara y distraccion.
pero la abstracción política, el chamuyo, es para nosotros, y es al vez un signo de estos tiempos.

Anónimo dijo...

La democracia es insostenible y mediocre. Vemos ahora su decadencia absoluta en la cultura inconciente e irresponsable que tenemos. Necesitamos propuestas nuevas mas sostenibles y practicas.

Iván Garzón Vallejo dijo...

Muy interesante. Creo que un aspecto positivo de la idea de sociedad civil es que, en su amplitud y vaguedad, permite ser llenada por distintos conceptos y fuerzas ciudadanas.
Lo peligroso está, como se sugiere en el artículo, en que los únicos voceros de la misma sean los activistas o las ONG de derechos humanos.

Eduardo Hernando Nieto dijo...

Hola Ivan, que bueno saber de ti!! espero que todo este bien!
Si el concepto contemporaneo de sociedad civil es netamente ideologico (marxismo) ya que parte de una concepcion totalmente negativa respecto al poder (sinonimo de exclusion, abuso, jerarquia etc) pero paradojicamente se valen del poder indirectamente para satisfacer sus intereses (actitud tipicamente moderna)
un abrazo
eduardo